Ann Arbor Today

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jueves, 30 de mayo de 2013

El paraíso escondido de las grandes montañas humeantes

El parque más visitado de los EEUU y a la vez puede que uno de los grandes desconocidos para los que no somos del país es el de Las grandes montañas humeantes (Great Smoky Mountains). 


Esta situado entre Tenessee y Carolina del Norte y las montañas son parte de los Montes Azules que a su vez son divisiones de los Montes Apalaches, antiguo territorio Cherokee. 


Lo malo es que están a nueve (si 9) horas en coche de Ann Arbor. 
Lo bueno, es que estaba deseando perderme en sus montañas... 
Debido a la distancia que hay que recorrer para ir y volver, necesitaba no sólo un fin de semana "largo"  (por eso fuimos aprovechando el ultimo lunes festivo de mayo) también gente con ganas de pegarse la paliza y acompañarme en la aventura. Por suerte para mi, Megan, Rebecca y Lotan se animaron en cuanto escucharon mis planes. 

Como podréis calcular, salir al mediodía un viernes implicaba llegar casi de madrugada a las montañas. Ya conocéis como funcionan aquí los viajes... coche, gasolina, música... y a charlar...


Lo primero que hicimos al llegar a las montañas ya de madrugada fue... perdernos. Pasamos unos momentos "regulares" tratando de subir con el coche por una cuesta de tierra. Cuando el coche empezó a rozar por abajo, la carretera llena de boquetes y nosotros un poco asustados, apareció un amable tipo (menos mal, porque si llega a ser un asesino en serie no nos encuentra ni Dios) para informarnos que todas las semanas se perdía gente en esa carretera debido a que los GPS no daban la información correcta. 

Una vez solucionado, pusimos la dirección correcta y una hora más tarde llegábamos a uno de los grandes "pelotazos" del viaje. Mi amiga Becca había buscado por internet hasta dar con una cabaña en la parte alta de Gatlinburg. He de decir que la cabaña costó tanto como todo el viaje, pero la volvería a pagar con los ojos cerrados. Dos plantas de casa, dos cuartos de baños, dos dormitorios, salón, chimenea, wi-fi, una enorme cocina, altavoces en el exterior para poner música... 


jacuzzi dentro de la casa y ¡¡jacuzzi fuera!! (obviamente lo probamos una noche...), 



y hasta nuestros propios "osos"...


Y sin duda alguna, las vistas a las montañas... Era como desayunar en el paraíso cada mañana.


 Tras el papeo matinal con la vista perdida en el paraíso, vuelta al coche y a conducir por el interior del parque.



Bonito ¿eh?


Una vez dentro puedes ir parando en miradores como este. Echas el coche a un lado, te bajas, respiras, observas durante unos minutos, tal vez demasiado pocos para los que te gustaría, piensas acerca de lo "mindundi" que eres y lo bien que se está sin internet, ni movil, ni ipad ni ná... y luego sigues a ver que te depara el día...

En otros puntos del parque, tienes la entrada a ciertas rutas que suelen terminar en miradores o cascadas. La temperatura era perfecta, un poco caluroso pero mejor cuando te adentrabas en el bosque y empezabas a caminar. Nada que no pudiera subsanarse con una botellita de agua y una paradita. 




Tras muchos minutos y a veces más de una hora, siempre alcanzabas algún pico donde el agua caía refrescándolo todo, con más o menos fuerza, abriéndose camino entre las rocas y los troncos...





Como veis en las fotos, la vegetación es muy tupida 




y hay momentos en los que el sol llega al suelo a duras penas...


Si tomas alguna de las rutas que te llevan ascendiendo en la montaña, las vistas son espectaculares. Sensaciones parecidas a las del Gran Cañon. Horizontes lejanos donde la vista se pierde, montañas y montañas y el más puro y extraordinario paisaje limpio de construcciones o mano humana.




Relajante, ¿verdad?


En una de las zonas más altas y tras una cuesta considerable coronada con una escalera de caracol y un torre-mirador puedes conseguir unas vistas de todo el parque... 



Como mencionaba al principio, el viaje no hubiera sido el mismo sin la cabaña. Y es que tanto al amanecer desayunando, como al atardecer viendo las "humeantes" montañas podría considerarlo de los momentos más relajantes de mi vida (quitando cuando estoy dormido claro).


Momento especial escuchar a mis amigas cantar "Here comes the sun" de los Beatles mientras el sol iba bajando y nos dejaba prácticamente a oscuras en medio de la selva...

....
Ya llega el sol
Ya llega el sol
y yo digo que eso está bien

Cariño
las sonrisas vuelven a los rostros
Cariño
parece como si la luz no hubiera existido durante años
....



Para terminar la noche, decidimos hacer una barbacoa. Mientras Megan y Lotan preparaban algunos aperitivos, Becca y yo poníamos el pollo y el pescado en el fuego... 

En el momento que duró la barbacoa tuvimos dos momentos para el recuerdo. 
El primero, escuchamos un ruido entre los árboles, como si un animal se acercara. Sabiendo que podía haber osos... nos acojonamos. Empezamos a hablar fuerte y a usar un móvil como linterna para "defendernos" y "asustarlo". Menos mal que no apareció nada finalmente por que ya veis la defensa que teníamos si aparecía un oso con ganas de pescado.  

El segundo, aún mejor, imaginaros hacer una barbacoa en una cabaña junto a otras casas cercanas en medio de la selva que se ve en las imágenes , y de repente escuchar el grito de una mujer en medio de la noche. Durante segundos, se te vienen a la mente ciertas películas de terror en las cuales siempre hay un malo con la cara tapada con diferentes máscaras y como mínimo una sierra mecánica. Becca y yo, por segunda vez, nos miramos en plan... ¿qué hacemos?. Tras unos segundos, se escucho gritar a la mujer y luego otra vez, y otra, y luego gemir... os podéis imaginar, se me vinieron a la mente ciertas películas pero ya no de terror...


Tras una maravillosa noche con alguna cervecita en el jacuzzi, nos despertamos con ganas de disfrutar de Cades Cove, un amplio valle verde rodeado de montañas al que se llega por una de esas ya pintorescas carreteras...


La visión de los colores, la libertad, el aire... precioso. 


Para rizar el rizo, mientras recorres el valle, empiezas a ver animales salvajes... Y aunque ver ciervos, ardillas, zorros, sea una cosa que ya no me sorprende viniendo de Michigan,




si que me sorprendieron los caballos... 



Estos bonitos caballos, los cuales mi padre habría pintado gustosamente, pastan libremente y se acercan curiosos a ver los coches pasar... 




Cantidades de mariposas vuelan y se posan a tu alrededor, y te acompañan en el coche, o mientras haces senderismo por el parque. Me lleve todo el viaje intentando "cazar" (fotográficamente hablando) algunas...



Y si pones atención, otros pequeños bichillos, 


o incluso renacuajos de ranas pueden verse aquí y allá...


En el valle también puedes encontrar edificios históricos, antiguas casas de troncos construidas por los primeros pobladores, 




un molino, iglesias, 




con sus respectivos cementerios... 





Y tras tres días viendo esto al mirar hacia arriba de día... 


o este cielo al mirar el cielo de noche... 


sólo puedo decir que si hubiera tenido tiempo y dinero me hubiera quedado en aquella cabaña mucho mucho pero que mucho más tiempo... 

¿Quién necesitaba más?