Ante todo he de decir que no soy un fotógrafo de bodas, bueno y ni siquiera fotógrafo… pero al menos las fotitos que os pondré os servirán para haceros una idea de cómo se desarrolló el llamado por Dami: “El liasso”.
Tras un vuelo en un avión de estos que parecen un autobús con los maleteros abiertos realicé mi séptimo viaje en USA en siete meses… buen promedio.
Tras una cenita y unas cervezas con los novios nos retiramos para estar descansados el día de la boda, aunque la cosa acabó a las 3 de la mañana en casa de Asun. Una chica encantadora que ofreció su casa como “bed&breakfast” durante el fin de semana para los gaditanos hasta allí desplazados.
El viernes, ya en la embajada, la pareja se mostraba así de contenta aún como novios...
Un abrazo.
Tras un vuelo en un avión de estos que parecen un autobús con los maleteros abiertos realicé mi séptimo viaje en USA en siete meses… buen promedio.
Tras una cenita y unas cervezas con los novios nos retiramos para estar descansados el día de la boda, aunque la cosa acabó a las 3 de la mañana en casa de Asun. Una chica encantadora que ofreció su casa como “bed&breakfast” durante el fin de semana para los gaditanos hasta allí desplazados.
El viernes, ya en la embajada, la pareja se mostraba así de contenta aún como novios...
Inés se emocionó en el momento en el que el Cónsul le recordaba a Dami que se comprometía a realizar las tareas domésticas por igual…
Y esta es la carilla de felicidad que mostraba Dami en el momento del “Sí, quiero”.
Aunque la sala no era muy grande, allí estuvimos en torno a unas quince personas asistiendo al emotivo momento.
Aquí está la primera foto de la pareja recién casada.
En este momento el Cónsul, tras invitarnos a todos (en un bonito detalle) a una copa de cava, comentaba que ninguna pareja de las que había casado durante su vida se había separado, estadística que pareció gustar al nuevo matrimonio.
Aquí la primera foto de los gaditanos con el matrimonio (prácticamente la mitad de mis compañeros becarios cuando entré en la Unidad hace ya unos años…)
No teníamos arroz, pero aún así Dami se encargó de ponerle gracia al asunto con una expresión muy gaditana pero muy poco fina para exponer aquí…
La celebración se realizó en una casa que los novios habían alquilado para la ocasión. Además de mucha variedad de comida casi toda preparada por ellos, hubo una barbacoa, dónde a modo de Arguiñano, nuestro vasco Iñaki se dedicó a cocinar la carne y las salchichas. Este personaje es un crack, y para los que no lo conocéis deciros que es un tío encantador, cariñoso y divertido a partes iguales, y sin duda fue uno de los grandes amenizadores del fin de semana. Junto a su mujer Mamen y su hijo Jon fueron los testigos de la boda. Y como le encantaba mi objetivo de ojo de pez, aqui os pongo dos fotos suyas...
Los españoles fuimos los últimos en seguir comiendo y bebiendo mientras los demás invitados (de otras nacionalidades y compañeros de laboratorio) abandonaban la celebración.
En esta imagen podéis ver el momento de entrega de un regalito realizado por casi todos los españoles que consistía en una tarjetita y un cerdito azul con un número incalculable de dólares.
Tras algunas fotos de estudio, y acceder a la petición popular de besarse (sin demasiado esfuerzo), Dami repuso fuerzas con un bocadillo eso sí, sin mancharse lo más mínimo el traje (que mantuvo todo el día). También hubo tiempo para un pequeño discurso, el lanzamiento de un penalti, y algo de carnavales... Sé que suena extraño de entender… pero ocurrió así…
Finalmente hubo baile de los novios, aunque como podéis ver en las imágenes algo muy alejado del clásico Vals y más cercano al flamenquito. Los novios estaban exultantes…
La celebración acabó en casa de la pareja, comiendo la comida que había sobrado, bebiendo alcohol, riendo, y con Dami vestido del Cádiz abriendo un Moët Chandon para celebrarlo.
El sábado se nos pasó volando, como buenos españoles, charlando y riendo con cervezas de por medio. Disfrutamos del lluvioso día lo que pudimos por el barrio de Georgetown. Finalmente acabamos cerrando, como buenos españoles también, una discoteca cercana a casa de Dami e Inés a eso de las 3 de la mañana (hora a la que cierran aquí como buenos americanos).
Posiblemente ahora os voy a relatar lo más impactante ocurrido durante el fin de semana, algo que os hará abrir la boca y mirar este párrafo sin pestañear con los ojos como platos…
Al salir de la discoteca, un “poquito” alegres por la ingesta desmedida de alcohol y ante la incesante lluvia acabamos en una pizzería que vendía enormes porciones de pizza. Tras comernos una porción entre todos que había comprado Juanca, Dami descubrió una porción de pizza de pepperoni abandonada en una mesa, la cual apenas habían mordido un par de veces. Nuestro Dami, si, como lo leéis, el mismo Dami que se ponía guantes para coger un bolígrafo, cogió la pizza y empezó a comérsela. Eso sí quitando la parte que habían mordido. Los demás lo ayudamos rapidamente entre risas por estar asistiendo a un espectáculo histórico y posiblemente Único...
El domingo sin casi apenas tiempo, dimos una vuelta por la Casa Blanca, y aqui os dejo una imagen única. La Casa Blanca sin ovnis sobrevolándola, sin explosiones, sin tornados o inundaciones destruyéndola, ni robots alienígenas...
Posiblemente ahora os voy a relatar lo más impactante ocurrido durante el fin de semana, algo que os hará abrir la boca y mirar este párrafo sin pestañear con los ojos como platos…
Al salir de la discoteca, un “poquito” alegres por la ingesta desmedida de alcohol y ante la incesante lluvia acabamos en una pizzería que vendía enormes porciones de pizza. Tras comernos una porción entre todos que había comprado Juanca, Dami descubrió una porción de pizza de pepperoni abandonada en una mesa, la cual apenas habían mordido un par de veces. Nuestro Dami, si, como lo leéis, el mismo Dami que se ponía guantes para coger un bolígrafo, cogió la pizza y empezó a comérsela. Eso sí quitando la parte que habían mordido. Los demás lo ayudamos rapidamente entre risas por estar asistiendo a un espectáculo histórico y posiblemente Único...
El domingo sin casi apenas tiempo, dimos una vuelta por la Casa Blanca, y aqui os dejo una imagen única. La Casa Blanca sin ovnis sobrevolándola, sin explosiones, sin tornados o inundaciones destruyéndola, ni robots alienígenas...
Llegada la tarde, nos despedimos en el aeropuerto, contentos de haber pasado un fin de semana increíble, de haber disfrutado los unos de los otros y con la felicidad de saber que aunque pasen meses o años sin vernos, seguimos siendo los mismos y teniéndonos el mismo cariño.
Un abrazo.