Sí, ya sé que algunos me lo avisasteis. Y yo sabía que tarde o temprano llegaría el momento en el que pasaría. Intenté retrasarlo en el tiempo todo lo que pude, e hice lo imposible por aguantar, pero al final y como era lógico, tuvo que ocurrir. Creedme que lo intenté.
Estaba yo sólo en la cocina, y tras mucho aguantar y aguantar, me eché a llorar. No podía más, me picaban los ojos, y lloraba y lloraba.
No sé cuanto tiempo pasó. Ya se, ya se, que me dijisteis que era muy muy duro, que no sabíais si yo lo podría aguantar, pero joder… Aquello no era normal, no me lo esperaba.
¡Qué pechá de llorar, io!
Supongo y entiendo que esto es lo que tiene pelar cebollas, aún así yo creo que las cebollas americanas tienen muchas más maldad que las españolas. Supongo que es lo que tienen las cebollas amarillas de Cincinnati, Ohio. Porque los lagrimones que se me caían, eso no era normal…. Pero bueno, tranquilos, que quitando esa vez, no he llorado más. Un abrazo.
PD: He visto que venden unos paquetitos con la cebollita ya cortada a cuadraditos. Ya os contaré.
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