Ajú que rollaso... Otros carnavales en Cádiz y yo aquí, aquí en Michigan.
Con la sonrisa forzada de medio "lao" y trabajando como un robot con la mente puesta en Cádiz.
Ya se acabó el concurso. Lo escuché, lo vi, opiné y lo disfruté, desde el primer día hasta el último, igual que si estuviera allí. Bueno igual no, por que seguro que habría ido al Falla.
Y esta semana... fuffffff... ajú que rollaso....
Cada día voy pensando donde estaría la gente y donde estaría yo si estuviera allí, que estaría haciendo, a donde iría, a que hora me recogería...
El Viernes la final, hasta los premios. Sin pegar ojo. Comiendo Pizza y tortilla, chucherias y cubatas, comentándolo con mi hermano... Esto ha sido una porquería, este mejor, este no debería haber pasado. Su porra, y a la cama mosqueao por que no ha ganado alguna de las que quería. Qué injusticia....
El Sábado paseíto por la tarde por la Segunda Aguada. Un disfraz improvisado y pal centro para escuchar el pregón, y a disfrutar de la noche hasta que los patosos, gamberros y borrachos (de fuera la mayoría y de Cádiz algunos) le ganaran la partida al sábado. Y prontito para casa que la gente de Cadi Cadi sabe que el sábado no hay ná que hacer en la calle, y mucho mejor los diítas en la plaza.
Y habría terminado el lunes escuchando a los loritos Ye-Ye, y a los Guatifó... Y no aquí en Michigan, esperando que los cuelgue en el Youtube un tio de Madrid.
Y terminaría en el pregón del Dios Momo en San Antonio, que significa que el carnaval llega a su fin, bueno, que llega a su fin en el resto del mundo. Pero en Cádiz dura más... mucho más.
Y el miércoles al Pópulo a escuchar las ilegales. A buscar la ilegal del Cossi... A buscar al Salvador en algun portal perdio... y a tirar de móvil. Quillo ven pacá, quillo voy, corre que aqui canta esta... corre que allí canta aquella... Y su vasito de tinto o su cerveceo...
Y el viernes, viernes de coros en la Viña, y a pintarse dos coloretes en la cara, y a escuchar las ilegales que te quedan. A la placita de los fantasmas, a los techitos y a escuchar al Calixto con su romancero, y al Manteca. Y entre una cosa y otra te comes un bocadillo de pollo con patatas fritas. Sí, su pollo asado desmenuzado, sus patatas fritas y todo dentro de una viena de pan. Magnifico.
Y el sábado, en la calle Plocia, su tablao por la noche y sus panizas... y de allí pa la Viña. Y el domingo vuelta a empezar... pero más tranquilo, disfrutando y apurando porque sabes que te va a quedar un año para disfrutar de la calle otra vez... en Candelaria escuchas las ultimas coplas, y te vas recogiendo pensando que ha sido un gran carnaval... Y que estas deseando que llegue el próximo.
Así que ahora mismo he decidido escribir todo esto aquí en el blog para que cuando a final de año empiece a mirar billete, pueda leer todo esto y acordarme del rollaso que es estar en Carnavales en Michigan y la gente mandando mensajes, videos y fotos por el whatsapp... y tu aqui con la cara de un uno (1).... y que pal año que viene se va a quedar aquí un romano.
He dicho.
Qué decirte a todo eso Manolo??? Que nunca he sido tan carnavalero como tú, ni por asomo, pero, ¡cómo se echan de menos esas pequeñas cosas cuando tienes un océano de por medio! Ojalá que el año que viene tu esfuerzo y tu buen trabajo se vea recompensado y te pongan un laboratorio para tí sólo en plena plaza del Tío de la Tiza y no te vuelvas a perder nunca un carnaval más.
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