Ann Arbor Today

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lunes, 29 de abril de 2013

Los "Arbor" de Ann Arbor...

Si hay una cosa que valoro de esta ciudad a nivel personal, son los parques. Y es que, cuando uno no tiene un buen día, de esos en los que en casa se te cae el techo encima y sabes que tienes cosas que hacer pero no eres capaz de hacer nada más que mirar al vacío, en cuestión de minutos, puedo plantarme en uno de estos parques con mi cámara en mano y desconectar de todo por horas. Lo que en Cádiz equivaldría a darse un paseo "de gordos" por la playa que dicen algunos de mis amigos (refiriéndose a ese paseo lento y pausado que se dan muchas veces las personas con sobrepeso con el propósito de que "andar es bueno" o "hay que andar").

A lo largo del río Hurón y a una y otra orilla se disponen unos cuantos parques en los cuales en los meses de ¨no nieve¨ uno puede perderse.


El más pequeño y cercano a mi casa se llama Island Park. Pequeño, coqueto, con zonas de juego para los niños y parrillas públicas para hacer barbacoas, además de un par de zonas con servicios y merenderos.



Si prestas atención, siempre puedes encontrarte con uno de los pájaros más bonitos de Michigan, el Cardenal.



Y junto a este parque y al otro lado del río, Fuller Park. El parque donde de primavera a otoño jugamos al fútbol 7 y donde mientras no haya partidos es territorio de gansos, ya sea paseando, o comiendo.



Colindante al gran hospital universitario nos encontramos el Nichols Arboretum. Una reserva botánica con todas las especies nativas del estado de Michigan y unos cuantos acres de colinas, paseos y zonas de juegos tanto en verano como en invierno, donde se pueden ver a niños y no tan niños usando pequeños trineos.




Siempre que des un paseo, puedes ver ardillitas, conejitos, pajaritos y con suerte algún ciervo.




Y posiblemente el parque más grande con 69 acres, que no se exactamente cuanto es pero será mucho, Gallup Park. En 1919 un tipo llamado Eli Gallup, fue nombrado encargado del sistema de parques de la ciudad. Durante 38 años, se ocupó de mejorar y ampliar este bonito parque entre otros. Así, la ciudad compró las presas Superior, Dixboro, Argo y Barton, junto con sus estanques y zonas adyacentes.

Paseando junto al río, además de mesas de picnic se pueden observar lujosas casas con unas vistas y localización más que idílicas.


Algunos de los caminos terminan en pequeñas islas o miradores donde puedes relajarte, y contemplar la naturaleza casi de puntillas... y puedes descubrir (y posiblemente no lo sabías)

 



que sí, que también hay tortugas...


Y que sí, que las tortugas son amigas de los patos y se sientan juntos a ver el atardecer... (parece el título de una película independiente)


Y aunque precisamente, algunas zonas parezcan de película de Disney, otras pueden parecer de película de Tim Burton, pero no hay que preocuparse... 


Los pajaritos cantan, las nubes se levantan...




Y si nos sentamos a disfrutar del pasar del río, podemos ver a los cisnes.


Muy bonitos que son, el largo cuello, la forma casi artística de moverse y la belleza de las plumas hacen que te quieras acercar más y más. Pero cuidado, tienen una mala leche importante. Si te acercas demasiado no dudaran en desplegar las inmensas alas, graznar y desafiarte sin ninguna contemplación. Me ha pasado. Y no es cuestión de bromas, hace un par de años un cisne mató (sí, homicidio en primer grado) a un hombre mientras remaba en su canoa en Chicago. Muy fuerte.   




Y ya con el atardecer, puedes ver a parejas que se han dado un paseíto en bici y disfrutan de los últimos minutos de sol...


A parejas que han decidido remar en la misma dirección... 


Otras que a pesar del paso del tiempo, siguen cantándose canciones de amor al oído y disfrutando de su compañía


Y visto lo visto, y que queda un largo camino hasta casa, es hora de ponerle la tapa al objetivo y volverse pensando en la bonita tarde que hemos pasado en el momento que apagamos la tele y cogimos la cámara.


Un abrazo a todos.

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