Ann Arbor Today

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viernes, 17 de agosto de 2012

El congelador y yo...

Eran las 9.03 de aquella mañana y bajaba medio corriendo medio saltando las escaleras de casa. Fuera, caía una finísima lluvia que me hizo cruzar a toda prisa desde la puerta de mi apartamento hasta el taller. Allí, con la cabeza apoyada en la mano y en un perfecto estado de ensoñación estaba Tim, el "gordito" manitas que arregla las cosas en los apartamentos donde vivo. Cuando me iba acercando arrastre un pie para hacer un poco de ruido y conseguir que se despertara antes de que llegara frente a él.

Cuando abrió los ojos y me vio me dijo algo así como "¿Qué pasa macho?" "¿Qué tal Tim? Gracias por arreglarlo...". Tim rió a mandíbula batiente mostrando su carencia absoluta de dientes superiores y me dijo "Demasiadas cosas tío, demasiadas cosas...".

Dos semanas antes, venía observando que las cosas en el frigo no estaban frías. Los productos como la leche, o algunas frutas se estaban estropeando antes de lo previsto, y decidí avisar a Tim para que le echara un vistazo. Si el congelador funciona, el frigorífico también debería hacerlo, me dijo.

Así que se pasó por mi casa, le echó un vistazo y el diagnóstico fue...

Demasiada comida.


Para entender esto, habría que viajar al pasado y saber que desde mi más tierna infancia he visto en casa de mis padres el frigorífico siempre lleno, los congeladores costaba cerrarlos, y los fogones siempre estaban encendidos cocinando dos o tres cosas a la vez.

Será que la familia Blandino-Rosano tenía algún miedo a una guerra, a una desastre natural, a que cerrara el súper por tiempo indefinido... pero estaba claro que en esa casa, comida no nos iba a faltar si algo pasaba fuera.

Será por esto que me siento mucho más contento cuando el frigorífico esta llenito de cosas y en el congelador tengo que jugar al Tetris para poder cerrarlo. Alguna vez he escuchado a mi hermano decir, vamos a comernos lo que hay congelado antes de comprar... pero... es algo inevitable.

Y para mi todo está bien, para mi es perfectamente normal, claro está. Pero lo percibo cuando alguien ve el congelador y me mira diciendo... Tu hambre no vas a pasar.

El caso es que Tim llegó a mi casa y vio la situación. Lo sacó todo, descongeló el tubito que se había colapsado debido a tanta comida, y lo volvió a poner todo perfectamente ordenado.

Cogió el parte que muestra la foto y puso... Demasiada comida en el congelador.

Y yo, que queréis que os diga, después de verlo ordenado y todo puesto, no sólo no me parece tanto sino que yo creo que algunas cosas más podrían caber por ahí por arribita...


Un abrazo a todos.