Ann Arbor Today

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viernes, 4 de noviembre de 2011

El niño de la lengua fuera

Mientras escribo estas líneas tengo cuatro post medio empezados en la carpeta de borradores. Los voy re-escribiendo cuando tengo tiempo. A veces cuando se me ocurre otro enfoque distinto para alguno u otra forma de contarlo, lo cambio. Otras, cuando no me gusta como queda, simplemente lo aparco... En ocasiones, estoy seguro que el siguiente que pondré será uno determinado, y un día mientras hago cualquier otra cosa se me ocurre otro distinto y me tengo que apuntar en el iphone las ideas... 

Y de esta forma, de lo que más me divierte del blog, y espero que a vosotros también, es no saber cual será el siguiente post ni que será lo próximo que os contaré. Nunca estoy cien por cien seguro hasta que le doy a "Publicar". Y es por esto que muchas veces no escribo acorde a las fechas o publico las cosas con retraso a la fecha en las que ocurren. Por un lado porque es más emocionante escribir de cosas variadas, y por otro como os decía, porque hay veces que aunque tenga claro cual será el siguiente, de repente, algo explota en mi cabeza y termino escribiendo otro que ni siquiera sabía que escribiría.

Si bien ahora, tocaría que os contara lo de Halloween, y lo haré próximamente... hoy, precisamente hoy, quiero dedicar unas líneas a uno de mis mejores amigos, no diré el mejor, porque tengo unos cuantos y según para que cosas unos son mejores que otros... pero digamos que uno de los "más mejores". Y aunque se las dedique a él, también son para ella, su compañera, que no sólo la quiero y mucho porque haga feliz a mi amigo, sino por como es. Estas líneas de hoy son para ellos. Si las palabras dicen que se las lleva el viento, los escritos quedan grabados para siempre, y aunque sean unas líneas perdidas en el universo de internet, supongo que la distancia y el no poder estar con vosotros hace que me apetezca mucho escribiros y daros un abrazo enorme.

Y no hice esto antes con ninguno de mis amigos. Y no quiero que se me enfaden, ni se me pongan celosos si no lo hice con ellos o si no lo vuelvo a hacer. Hay veces que las cosas le salen a uno, y no se las puede aguantar.... y a mi me nace ahora esto...

Querido amigo,

los dos sabemos que te escuché decir en el pasado que tu no querías esto, que no pasarías por ahí...
Y quizás te resulte extraño, pero te diré en confianza, que nunca te creí.
Y no lo hice porque si tuviera que apostar por alguien que valiera para hacer lo que harás a partir de hoy, sería por ti.
Será porque pensé eso o será porque siempre pensé que el mundo esta necesitado de más gente como tú.
Porque yo, que te conozco como solo un amigo conoce a otro amigo
se que sabes cuidar de la gente, que sabes escuchar, que luchas con los dientes por lo que quieres, que sabes educar, que tienes tus principios, y lo más importante, que sabes hacer reír, y que sabes hacer feliz a los que te rodean.
Ya quisieran muchos conocer la fórmula mágica de la risa, de la alegría continua, o de la felicidad...
Y no se si tú realmente la conoces pero te diré, que tú, tú amigo mio, la llevas contigo. 
Y será por todo eso que eres mi amigo. Uno de los mejores que tengo. 
Y será por eso que sólo nos hizo falta mirarnos una vez para reírnos y saber que seríamos grandes amigos.
Por todo esos valores que atesoras, será que encontraste a la pareja perfecta, la que te completa, la que te complementa, la que te da la valentía y la seguridad necesaria para vivir esta aventura y será por la cordura, por la mesura, paciencia y cariño que rebosa en ella, que ella te encontró a ti. 
Quizás sea porque a veces soy tan inocente que me gusta pensar que la gente buena tiene forzosamente que recibir cosas buenas, por el simple hecho de merecerlas. 
O quizás sea porque os quiero muchísimo, y vosotros sabéis mejor que nadie que hoy no empieza la aventura, que empezó hace meses, muchos más de nueve... y no será a partir de hoy, si no desde aquel día, que pienso que seréis los mejores padres del mundo. 
Os deseo desde aquí, un feliz 4 de Noviembre de por vida. 
Un abrazo fuerte a los dos, y un beso para mi nuevo amigo. 


sábado, 22 de octubre de 2011

730 dias de "Erasmus"

Hace dos años llegaba a Ann Arbor procedente de la Tacita de Plata. Sí, dos años ya...
A priori podría decir que se ha pasado rápido, que casi no me he dado cuenta... pero cuando echo la vista atras, y miro los post del blog... ufffffffff... Vaya montón de cosas...
Todas y cada una de las entradas cuentan momentos importantes de los últimos 24 meses, sobretodo los buenos. Y en mi cabeza además, quedaron momentos que no se contaron, muchísimos por falta de tiempo, otros por falta de ganas, y otros por las dos, o por que quise reservármelos para mi, para mi y para nadie más... Para nadie más porque el blog es público, y con el paso del tiempo nos hemos ido haciendo famosos. El blog y yo. Y aunque perdiera lectores, he ganado muchos; conocidos, amigos de amigos, familiares de amigos, ademas de seguidores de otros países, de otros lugares... Y ese ¨famoseo¨ lo noto cuando llego a Cádiz de vacaciones y alguien que no conoces mucho te cuenta que lee tu blog y te pregunta por cosas que leyó, que le parecieron, que le gustaron o no, y en esos momentos se me seca la boca y me rio nerviosamente mientras en mi cabeza retumba la pregunta de... ¿yo te di la dirección?. Pero me alegra, me alegra que el blog haya crecido hasta las más de 5100 visitas que lleva sólo en esta nueva etapa, igual que me alegra  que hace poco la dirección del blog saliera en prensa con motivo del homenaje futbolístico a mi padre, o que algunos amigos decidieran publicar en facebook alguna de mis entradas porque las querían compartir. Además, os contare que últimamente, como el blog se encuentra fácilmente en Google, hay gente que viene a vivir a Ann Arbor y buscando información encuentra mi blog, con lo cual también estoy sirviendo de guía y ayuda... Gracias a todos por leer.

Pues sí, dos años ya, de blog y de ManolinBlandin en Ann Arbor... Y parece que lo que a uno le gustaría es decir que no he cambiado y que sigo siendo el mismo, pero vaya si he cambiado. No tanto por fuera o al menos eso me pareció a mi cuando me miré el careto en el espejo esta mañana. Dos años más viejo sí, menos pelo también, pero al menos no más kilos lo cual al haber cambiado drásticamente mi dieta no esta mal, y estoy contento por eso. Dos años más viejos y más cansado, que el ritmo de aquí no es del allí, y uno no para de llevar cosas para delante y yo en Cádiz vivía muy cómodo con mis padres, todo hay que decirlo... Y aunque siga teniendo mi acento de Cádiz, lo cual me alegra gratamente, y las mismas gafas y la misma barba, por dentro esta claro que no soy el mismo. Sigo manteniendo muchos de mis ideales y mucho de mi forma de ser, pero es imposible no cambiar ante tantos estímulos, y tanta desconexión. Siempre recurro al símil de que vivir aquí es como meterse en Gran Hermano. Lo dije cuando llegué y lo sigo manteniendo. Todo se magnifica. Para bien y para mal. Quizás el cambio más importante que sufres es el de no tener a tu gente cerca. Te das cuenta del valor, la seguridad y la tranquilidad que has perdido cuando necesitas ayuda, apoyo o cuando simplemente quieres compartir los buenos momentos con personas que, mientras estas tu aquí viviéndolos, duermen al otro lado del Atlántico.

Y sin duda, esta claro que durante estos dos años lo he hecho lo mejor que he podido, a veces mejor, a veces peor. Que a pesar de que la vida aquí pasa muy rápida, y el cambio horario no ayuda, las redes sociales (facebook), los programas para hacer llamadas (skype, fring, voipbuster...), los programas de intercambio de mensajes (whatsapp, googletalk, messenger...) y los emails me han ayudado enormemente en la distancia. Y por si no lo sabéis os diré que estos programas funcionan en las dos direcciones.  El que me quiera llamar sabe mi numero y tiene mi dirección. El que quiera venir, Iberia tiene Madrid-Chicago a 475 euros ida y vuelta gran parte del año. Y yo ya voy dos veces al año en temporada alta a precio de oro. Así que... Como diría mi amigo Dami (iiiiiiíííín) o como dirían en Cádiz, el que la coja pa él.

Antes de venirme a Ann Arbor, una persona que me ayudó mucho a iniciar esta aventura, me dijo: "Lo bueno de escoger entre varias opciones es que nunca vas a poder comparar porque no sabes como te habría ido en las otras opciones. Así que disfruta de la que elijas."
Y eso he hecho. Ya lo creo. Y tengo claro que no he dejado de disfrutar. No he parado de aprovechar cada oportunidad de aprender, viajar, salir, reír, vivir, sentir... Y digo yo, que será por eso que algunos piensan que estoy aquí de Erasmus. Y no me molesta... bueno sí, quizás un poco sí. No me molesta si se dice en el sentido de que estoy disfrutando de la vida como un universitario, pero no hay que olvidar que un Erasmus la mayoría de las veces no se paga su vida, no tiene un trabajo, no tiene responsabilidades, no se independiza... y sobretodo y más importante, sabe que va a volver en unos meses a su casa.

Esta claro que en estos dos años he tenido muchísimos momentos malos, para olvidar, por lo duro que ha sido estar aquí en determinadas situaciones, porque a veces te faltan manos, ánimos, apoyos, caricias, besos, reprimendas, discusiones y un cosqui de vez en cuando también.

Pero hoy, hoy quiero recordar sólo las buenas cosas, y para celebrar mis dos años aquí... y mis dos años de blog, voy a hablar como intento siempre de las cosas divertidas. Voy a intentar recordar sólo lo bueno...

Acordarme de que después de dos años hago tortillas de patatas, arroces, pastas, salmorejo, ensaladas... Antes de venir aquí, casi que sólo preparaba "montaditos". Gracias a mi hermano, mi madre, mariajo, y el señor internet, he ido aprendiendo algunas recetillas. Y poco a poco la mano izquierda va respondiendo cada vez mejor al arte culinario que me invade. Qué gracia cuando mis compañeros de trabajo me preguntaron si el queso me lo habían cortado en la tienda porque estaba muy finito cortado y todos iguales, jajajajaja si me hubieran visto con la mano izquierda... O cuando hice una tortilla de patatas para dos tíos de Japón, o cuando recientemente hice un arroz en salsa verde para 18 personas... jajajaja. "Po", ahí esta el tio... Cuando me dicen que no cocino mal, o que se me da bien, en mi cabeza aparecen mi padre, mi madre y mi hermano riéndose de mi... 

Y me acuerdo de todo lo que he aprendido en dos años de papeleos y demás cosas de la vida, de ahorros, luz, internet, móvil, contrato de trabajo, seguridad social, seguros médicos, del coche, del piso, hacienda... Que arte rellenando la declaración de hacienda en grupo, todos iguales... Que arte yo que no tenía ni idea de lo que era un coche salvo el volante, el sillón, las marchas y los pedales, y cambiando la luz del faro, o rellenando el aceite y el liquido anticongelante... o poniendo la rueda de repuesto... (Mamá no leas lo siguiente que es mentira) o yendo a recoger el coche al depósito con Carlos y Patricia después de que tras una borrachera el coche de Patricia (ahora el mio) quedara misteriosamente mal aparcado y se lo llevara la grúa.... o "resbalando" casi sin frenos por la nieve...

Acordarme de las visitas de Mariajo, de mis padres, de mi hermano y de Belén. De los viajes con ellos, de verles las caras al descubrir algunos sitios, o algunas experiencias, de llevarlos, y traerlos, de enseñarles y dejarlos disfrutar... De llevarlos de compras, a cenar, de marcha... De pasar fin de año en Nueva York, el verano en Miami, de ir a las Cataratas con mis padres, de verlos a todos disfrutar de Chicago... De recordar a Mariajo asustar a una cajera diciéndole que no le gustaba como había encontrado el super, la cara de emoción de mi hermano en Chicago, de enterarme que mi madre le había pedido pimentón en perfecto y claro español a una china, de que suspirara cada vez que le ponía un sándwich gigante, de que comprara pan pagando en euros, o consiguiera comprar una batidora. De ver a mi padre mirando hacia arriba los rascacielos, o fotografiarlo en el edificio más alto de EEUU... Me alegra muchísimo que mi padre tuviera tiempo y la fuerza de venir a verme aquí.

Me acuerdo del frío que he pasado, de la nieve y la lluvia que me ha caído, de aprender a convivir con las estaciones, de vivir rodeado de animalitos y arbolitos... de recordar todos los sitios en los que he estado, todas las fotografias realizadas, de los nuevos olores, sabores, y experiencias que he vivido y sentido a lo largo y ancho de este país... Que barbaridad lo que he comido, lo que he bebido y lo que he viajado... ¡Qué bueno! Y ahora sé de fútbol americano, me gusta el hockey, de vez en cuando vamos a la bolera...  ¡Qué cosas! 

Me acuerdo de como llegué al trabajo y como estoy ahora... Vaya suerte tuve al dar con este grupo. Por momentos ha ido a mejor, el grupo no ha parado de crecer, y de avanzar y yo con ellos. De crecer, de aprender y de formarme, y por si eso no fuera suficiente las publicaciones van saliendo y lo que nos espera pinta más que bien. Y el ambiente es realmente agradable, sobretodo viendo como funcionan otros grupos de investigación que se manejan en este nivel. Muy muy contento.

Y acordarme de todas las personas que me han acompañado y he conocido en este tiempo... Cuantas charlas, discusiones, experiencias, momentos... Qué de fiestas, que de borracheras, que de momentos divertidos, aquí sí que vale lo de Erasmus. Cuantas veces he dormido en casas que no era la mía, en la moqueta, en sofás, en camas, mezclados, sin mezclar. Con Carlos y Patricia, con todas las fiestas que hicimos, con Ramón, durmiendo en su casa, fufff,... no me cabrían en el blog todas las veces que me he reído con él. Con el grupo de ahora, cuantos días de empezar de fiesta a las 7 de la tarde, cuantas botellas de ron, cuántos días de volver pensando que veníamos hablando bajito, de no encontrar las llaves del coche de Cata porque Germán las había guardado en el bolsillo roto, de no parar porque el incombustible de Alfonso no quería recogerse, de no parar de aportar, de organizar, de viajar, de animar, cuantas bromas, cuantas risas.... Y además de toda la diversión, todo lo que he aprendido y aprendo con ellos no tiene precio. Como siempre les digo, estamos en unas de las mejores universidades del mundo, y los que vienen aquí, vienen porque son muy buenos en algo.Ya os contaré en otro post cómo de buenos e interesantes son mis amigos aquí.

Así que, como podréis leer, un 21 de Octubre de 2009 llegaba a Ann Arbor, Michigan procedente de la Tacita de Plata, con tres maletas, "cansao", con miedo, con jet-lag, pero con mucha ilusión y ganas de comerme el mundo (o al menos muchas hamburguesas)...  y la verdad, 730 días después, y echando la vista atrás creo que lo mejor que puedo decir es, que estoy exageradamente contento con la experiencia. De haber venido y de haber vivido, y gracias al Blog de Ann Arbor Today, de haber tenido la oportunidad de contaros como he vivido muchos de esos momentos.
Y como decía uno que yo me se... lo mejor esta por venir.

Un abrazo a todos.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Cádiz, una de cal y una de arena

Es cierto que estoy viajando cada vez que puedo y más. Y cierto es que estoy visitando algunos de los lugares más hermosos que haya visto en mi vida. Pero si hay algo que he descubierto aquí y que me apetece contaros es que no sólo se puede viajar físicamente y el poder de la imaginación puede llegar a ser maravilloso.

Cuentan que algunos santos, como San Francisco de Asís, experimentaban fenómenos de "bilocación" y según parece estas personas aparecían ubicadas en dos lugares simultáneos pudiendo interaccionar incluso, con los objetos y personas. Y os puedo confesar que todavía no he llegado a eso, y no se si Dios tendrá en mente darme permiso para hacerlo, pero estoy cerquita de conseguirlo.

Y es que hay veces que estando en mi casa, aquí en Ann Arbor, y que conste que sin ningún tipo de drogas ni sustancias alucinógenas (mucho menos estramonio), ya sea en la cama, o en el sofá, la morriña me invade... y la mirada se me va... también funciona si cierro los ojos... y me transporto... y me veo paseando por Cádiz,


por la playa de Santa María del Mar,



por la Alameda,


por los callejones,



y noto los adoquines de las calles bajo mis pies, o la fina arena de la playa, cuando en realidad estoy pisando la moqueta de mi casa...


veo como atardece en la Caleta, mirando al castillo de San Sebastián...



Soy capaz de oler a algas, capaz de sentir el levante y el poniente, sentir el agua del mar, o el sol de allí (que no es el de aquí) dándome en la cara o sumergiéndose en el mar para dar lugar a una de esas noches de brisa suave...


 

Y aunque, en estos casi dos años, haya ido cada año a Cádiz de vacaciones, en otras tantas veces, cientos, miles no puedo acercarme un ratito como yo quisiera. A oler a mar, a tocar la piedra ostionera, a que me de el viento en la cara, a pasear viendo torres miradores, a hundir mis pies en la arena, a bañarme en la playa,...




Y lo necesito... vaya si lo necesito.

Ahora que este blog lo lee casi la misma gente de fuera de Cortadura (playa en el límite de la ciudad de Cádiz) que de dentro, y ahora que he vuelto de estar por alli de vacaciones... Ahora me sale, me sale escribir de mi tierra, y mostrar a todos los que leen el blog porque a los gaditanos nos cuesta tanto, tanto, tanto, salir de allí.



Y es que en mi ciudad hay gente de Cádiz, y gente de "Cadi Cadi", como yo.... Y a pesar de haber estado en Niagara, en el Gran Cañón, en Nueva York o en las playas de Miami, un paseíto por Cádiz no tiene precio.


Será porque lleva una semana lloviendo y con frío aquí en Michigan que me acuerdo de los 330 días de sol al año que tiene Cádiz según las estadísticas...


Y será que ahora que he visto algunos de los museos más importantes de este país, pienso en los más de 3000 años de historia que tiene mi ciudad... Como explicarle a un americano lo que son tres milenios si por ejemplo Ann Arbor fue fundada ¡¡¡en 1824!!!. Cómo le explicas a esta gente, quienes eran los tartesos, los fenicios o los visigodos... que en Cádiz haya restos arqueológicos de más de 3100 años, y que es la ciudad más antigua de Europa occidental... como explicarles que fuimos musulmanes...




Que Cádiz participó en el descubrimiento de América, y Cristobal Colón utilizó sus puertos... o que en Cádiz se firmó la primera constitución española...



Como les dices que por mucho que te vendan Miami o California,  la playa de La Victoria de Cádiz ha sido considerada la mejor playa urbana de Europa.


Como decirles, que el fandango, las alegrías... el flamenco viene de allí... por mucho que te hablen del sentimiento del jazz, o del soul.


Que por mucho que te vendan el Mardi-Gras de Nueva Orleans, el carnaval de Cádiz es uno de los más conocidos del mundo, con un origen posiblemente tan antiguo como los romanos y moldeado más tarde por los comerciantes italianos, con un concurso oficial de agrupaciones con más de 100 años de historia, con casi 200 agrupaciones, que crean y componen más de 1 hora de músicas y letras originales cada una...


 

Como les cuentas a esta gente que tras los nachos, las hamburguesas, las pizzas y los burritos, existen los guisos (atún encebollao, cazón en amarillo, papas con choco, albóndigas de pescado, puchero con su pringá, berza, ropa vieja, lentejas con arroz, habichuelas, etc.)...


A estos que no quieren que el pescado tenga forma de pescado, ni cabeza de pescado, ni huela a pescado como les explicas lo bueno que esta un pescaíto frito (freír pescado enharinado en abundante aceite de oliva), el marisco (cigalas, coquinas, cañaillas, gambas, langostinos...), las tortillitas de camarones, el cazón en adobo, la caballa, etcétera.


Y que cuando llega el verano se cambia la dieta para comer caracoles, huevas aliñás, papas aliñás (patatas cocidas y aliñadas con distintos condimentos), el doblaillo (nombre que proviene de la forma en que hay que comerse este panecillo con pescado y aliño para no mancharse), la caballa con picadillo, el gazpacho, etc.


Y aquí, donde las tartas adquieren mas de 20 cm de altura con colores artificiales y el culmen de la reposteria es hacer unas buenas galletas, como les explicas las panizas, el tocino de cielo, los pestiños, la poleá, la piriñaca, el pan de Cádiz y el piñonate....



Definitivamente no se puede... no se puede explicar, ni contar. Hay que verlo, hay que estar... hay que ir...
Y mezclarse con la gente de Cádiz, para que vean que no es malo abrazarse, besarse o tocarse, que no es una invasión de tu espacio personal, como ellos lo llaman. Aquí echo de menos el tacto de la gente, las abrazos, las palmadas, los zarandeos, se echa de menos, un "Que pasa maricona", un "Quillo qué", un "Que pasa pisha"... Un "Cómo estas cabronaso", que en mi tierra no son insultos, que no son despectivos, forman parte de la misma ironía, alegría y arte con la que se vive... Que te digan "Gafas", "Manolo sieso"... eso es cariño en Cádiz...

Y al igual que os cuento todo esto, y al igual que Cádiz me emociona y me enamora, Cádiz también le quita las ganas a cualquiera, como decía Juan Carlos Aragón. Porque no hay donde vivir, porque muchas casas se caen a pedazos vacías y el mercado inmobiliario decidió que valen 60 millones. Porque no hay trabajo, y muchas veces ni ganas de trabajar, porque hay "musha grasia" pero también mucho gracioso. Porque hay mucha gente que prefiere estar sin trabajo en su casa acostado o pescando, o en la playa morenito y con un tinto que coger un petate e irse, como hacen muchos, como hice yo.

Porque desde aquí, quizás he criticado que haya gente de un pueblo perdido de Kentucky que no salga de allí en toda su vida. Porque tienen trabajo, una casa a precio asequible, su familia, su hogar. Porque su incultura no le animas a conocer otros lugares, otros países, otras culturas. Porque viviendo aquí, te enteras que muchos americanos no tienen ni pasaporte.... Y aunque el pueblo perdido de Kentucky no sea bonito, ni sea divertido, es su tierra y lo tienen todo para ser feliz...

Pero en Cádiz da igual... que no haya trabajo porque se cobra el paro, que no hayan casas porque está la de tus padres, ni conocer otras culturas ni otros lugares porque ya Cádiz es lo máximo. Así es Cádiz y parte de su gente, que no todos... En Cádiz hay gente que no deja de escuchar carnavales durante todo el año (yo también lo hago), que no cruza sus murallas porque piensa que no hay nada más allá que merezca la pena ver... Y será que uno se ha ido fuera y ahora ve las cosas desde otra perspectiva, ¿acaso no fue para eso para lo que me fui?

Y aunque ahora veo las cosas desde fuera, yo que me dejo llevar por los datos estadísticos o por los sentimientos según me convenga.... no puedo más que reconocer, que si este rincón del mundo me vuelve loco, es más que entendible si durante 3000 años volvió loco a otros tantos y de otras tantas civilizaciones. Mi amigo Fran decía algo así como... "Romano que llega a Cádiz, romano perdío". Eso lo dice todo.

Cada vez que voy a Cádiz, me guardo unos ratitos para pasear, para hacer fotos, para aprovechar al máximo y recargar las pilas, con sus calles, con su gente, con su arte, yo solo y Cádiz.


Se que esta vez, en verano estuve de verdad y... no, no me he "bilocado" porque mi jefe asegura que no estuve trabajando aquí. No sé si habrá que ser santo para tener la capacidad de hacerlo, o cuando lo tienes te hacen santo, pero bendito don el de la imaginación, con el que yo de vez en cuando y durante este invierno que se aproxima, desde Ann Arbor (Michigan) y con los ojos cerrados volveré a pasear por mi tierra y volveré a sentir el viento y el sol en mi cara, mientras huelo a mar paseando por Cádiz.


La humanidad ha hecho grandiosos inventos, pero el día que invente el teletransporte....

martes, 26 de julio de 2011

El Gran Cañon. Una maravilla menos

Efectivamente la palabra es: maravilla. Una menos que me falta por visitar y una más visitada. Si hablamos de unos de los sitios más espectaculares que se pueden visitar en Estados Unidos, tenemos que hablar del Gran Cañón. Así que, aprovechando la fiesta del 4 de Julio y jugando con los horarios de los vuelos a horas completamente indecentes para ahorrar en dinero y ganar en tiempo, nos despertamos el sábado 2 de Julio a las 4.45 de la mañana para,


tras 4 horas de vuelo y 3 horas menos de diferencia horaria, volver a empezar el día en Phoenix, Arizona. Nuestro primer día dependia un poco del tráfico y de las carreteras. Por eso, decidimos poner a Cata, nuestra mejor "pilota" para cumplir con los horarios previstos. A pesar de las retenciones provocadas por un accidente, Cata alcanzó los objetivos e incluso nos dio tiempo para comer y al mediodía estábamos observando un paisaje impresionante y por ahora irrepetible.

Posiblemente no sea  tan espectacular observar la foto, y posiblemente no sea una belleza, pero sólo pensar que ese "boquete" de proporciones mayores a un campo de fútbol fue provocado por una roca del espacio da una idea de cuanto de frágiles e insignificante somos cuando la naturaleza actúa a su antojo. 
Como os decia, y como os diré casi en cada foto que os vaya mostrando, aqui en Arizona todo quedaba grande para mí cámara, y no sólo en tamaño sino también en belleza. Difícil explicar algo, cuando ni tus propios ojos llegan a entender lo que están viendo. 

De ahí nos fuimos a Monument valley. Una zona desértica donde la erosión, y el tipo de terreno han dado lugar a los famosos paisajes de las películas de John Wayne. 


Tomaba más y más fotos, tomé muchas veces la misma foto, y aún así, observándolas en la pequeña pantalla de mi cámara, e incluso ahora en el portátil, siento que no consigo transmitir lo que en mis ojos y en mi cabeza quedó grabado. 




Nuestro plan era ver atardecer y apreciar los cambios de colores en las rocas. Hay algunos sitios en el mundo en los cuales sientes que podrías sentarte y dejar la vida pasar. En los cuales se pierde la noción del tiempo, respiras hondo y eres capaz de olvidarlo todo. Sientes que no necesitas nada más ni tienes prisa por irte... Este es un lugar de esos. 


Desde una de esas tiendas para turistas, y jugando con los ventanales pude obtener una foto que me encanta...


Terminamos durmiendo en un motelito típico americano, y descansando de un día que con el cambio horario, el vuelo, y las horas de carretera se estaba haciendo mucho más largo de lo normal. 


El día siguiente no era para menos, nos dirigimos a una presa cerca de Page, el pueblo dónde pasamos la noche,


y a una zona conocida como el meandro de la herradura de caballo. 



Alli, jugando con la cámara, los riscos, y el acantilado obtuvimos algunas de las fotos más impresionantes del viaje. Y también descubrimos el vértigo de Germán. 



Tras esta parada nuestros caminos se perdieron por el bajo Antelope Canyon. Un cañón explotado por los indios navajos en los cuales debido a sus formas, a los tonos rojizos y a la luz del sol, se crea una atmósfera digna de cualquier película de Indiana Jones.

Fijaros como se accede...


Y el interior... un placer para la vista...









Aunque una gorra parecía una buena idea para protegerse del sol en el desierto de Arizona, pronto descubrí que la visera no me permitía tomar fotos. Un giro a lo Daniel el travieso me solucionó el problema, y a mis amigos les sirvió para esbozar una sonrisa cada vez que me miraban...








Era domingo por la tarde, y tras el extraordinario paseo, nuestra van ponía rumbo al Gran Cañón del Colorado. El largo camino, fue amenizado con paradas en algunos mercadillos indios, algunas veces para ver la artesanía y otras por necesidades fisiológicas,




 o algunos sitios recomendados por las vistas.




Como siempre jugando con la posición del sol, llegamos al Grand Canyon una hora antes de anochecer. Lo justo para contemplar la amplitud, y la sensación de irrealidad que te causa el paisaje.


Uno, se siento sólo y minúsculo frente al paisaje que tiene delante. Puede ser una sensación parecida a mirar el mar, dónde la vista se pierde sin encontrar barreras, dónde por más que miras, sientes estar en otro planeta, o en un videojuego, en una película, de todo menos en un sitio real o parecido a algo que conozcamos. 


Y allí, en uno de los muchos salientes que tiene la zona sur del cañon, nos sentamos, en silencio, pensando cada uno en sus cosas, en su gente, en sus movidas, mientras el sol se escondía por detrás de las nubes y de las montañas. Un momento único. 


Podrá pareceros que llevábamos una semana de viaje, pero sólo era nuestro segundo día, y el tercero empezaría tan temprano como a las 5 de la mañana. Tras la experiencia vivida al atardecer, comprendimos que el amanecer era otro momento que había que experimentar. Unas galletas, caramelos, y un poco de agua,  nos acompañaron de noche mientras nos aproximábamos al punto elegido para ver amanecer.

Poco más de las 5 a.m. Te sientas en una roca. De noche. Junto a un monton de desconocidos la mayoría con sus camaras apuntando al horizonte. Silencio. Y al igual que al atardecer, algo pasa, un escalofrío, y sientes que pocas cosas hay en la vida más importantes que ver un nuevo amanecer.



 Te acuerdas de mucha gente que te gustaría que estuvieran contigo disfrutando en ese momento, hay algo que te toca la fibra y te pones sentimental, y por un momento sientes que eres especial o único... De repente giras la cabeza y ves que no estas sólo y todo el mundo está haciendo fotos, ha amanecido. Un día más. 

Y si lo piensas fríamente no es más que ver esa bolita naranja dichosa por detrás de unas rocas, fríamente son las 6 de la mañana has dormido poco y es posible que el sol salga casi igual cada mañana y casi igual en todo el planeta. Pero somos personas, y los sentimientos que uno siente en momentos así compensan y se quedan para siempre.


Tuvimos que regresar al hotel y dormir un par de horas para volver a despertarnos y caminar por una de las rutas que bordean el cañon. Las vistas, y el recorrido altamente recomendables. 











Al final, esa tarde una tremenda tormenta con su lluvia, sus rayos y sus truenos, nos robó la oportunidad de sobrevolar el cañón en helicóptero. Era la guinda del pastel de un viaje maravilloso. Una lástima, y aunque aquel día la rabia me podía, supongo que el destino nos tenía guardada la excusa perfecta para tener que volver. Sencillamente, una maravilla y el sitio más increíble en el que haya estado jamás.

Gracias a Miguel por ser el "cámara 2" de este viaje. 
Un abrazo a todos.