Ann Arbor Today

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martes, 27 de mayo de 2014

Con amigos como estos...

Vale que a veces puedo parecer impulsivo, un poco loco y pasional. Vale que la mayoría de las veces me apunto a un bombardeo. Pero también hay veces, que con amigos como estos... hay veces que sólo hay que dejarse llevar. 
Que te escriban a las 8.39 de la mañana de un domingo proponiéndote ir a Cleveland (2h y 30min de coche)... 


o un viernes a las 7.49 de la mañana proponiéndote ir a Chicago un sábado (4h de coche) y volver un domingo...


Digo yo, que la culpa no será sólo mía... 

Además el susodicho Ramón denomina la acción de ir de imprevisto de viaje y en plan locura como una "manolada", de verdad... me llena de orgullo y satisfacción, menudo honor. 

Y obviamente, pues lo que os imaginaréis, dije que sí, a los dos. 

Primero a Cleveland, donde nunca había estado... 


Típica ciudad del midwest americano,


con su estadio de béisbol, su estadio de fútbol americano, sus rascacielos de hormigón con muchas ventanitas, sus amplias avenidas... 


Y también porque no decirlo, seguro que tuvieron sus buenas intenciones en el homenaje, 
pero la estatua más fea que haya visto jamás... 


Con uno de los centros de la Nasa, 


Con su lago Erie, su faro y sus gaviotas, 



Y sobre todo, lo más importante y motivo de nuestra visita...


¡El museo del Rock!


El entorno, hay que decirlo, es muy bonito. Al igual que en Indianápolis, la ciudad ha sabido integrar la orilla del lago con una mezcla de paseos, museos, y jardines. Aunque como españoles echamos de menos que no hayan puesto unas terracitas, puestos, o bares de los que disfrutar. Nosotros habríamos tardado un minuto en montar un chiringuito. 


Y tengo que reconocer que al principio me pareció que me iba a aburrir soberanamente en el museo del rock... ¿Qué es el rock? ¿Y quienes son los rockeros?

Pero uno entra, y empieza a ver cosas curiosas... 


Y empiezas a meterte en el mundillo sin darte cuenta... y ya no del rock, o del pop, o del soul.... es un museo de la música y entre frases de los más grandes te vas contagiando de todo y de todos y empiezas a mover un poco los pies, las caderas y la cabeza de lado a lado al son de los acordes.



Vas recorriendo los carteles de los iconos de la música, 




y cuando quieres darte cuenta tienes los ojos como platos y estás correteando de stand en stand... 



por que ¿Qué es el rock and roll?



Y se mezclan guitarras decorativas, 


con la de los Red hot chilli pepper 


o la furgoneta donde viajaban los Race Against the machine para su último tour.


Y el museo te lleva desde las primeras influencias de las voces negras, 




pasando por Elvis...



y por supuesto recorriendo ciudades, épocas, sellos y bandas, Michigan, Detroit y su Motown, 




San Francisco... 


o Seattle,


Y uno se queda boquiabierto al ver el porsche de Janis Joplin,


los vestidos de Las supremes (que no de Móstoles)...


Disfruto como un enano viendo piezas de Michael Jackson que ni mucho menos me esperaba encontrar, como la chaqueta que llevó en los Grammys de 1984 cuando se llevó 8 de estos premios, el récord, en una sola noche,  


junto a uno de su grammys y sus características gafas o mocasines, 


un cinturón diseñado en la época de Dangerous, 


algunas de las ropas más famosas de los Jackson 5,


y de sus famosos videoclips... 


Y aunque hay mucho de Michael, hay otros stands increíbles también, como el de Aerosmith, 


los Beatles, 




los Rolling Stones, 




U2, 


o hasta la impresionante colección de trajes y accesorios de Jimi Hendrix...



En la última planta del museo recorres algunos de los momentos más viejos del rock and roll y donde me encuentro a dos mujeres mayores viendo con entusiasmo y nostalgia un viejo programa de televisión. Posiblemente todos en algún momento y más con la edad, habremos pensado que cualquier tiempo pasado fue mejor y que ya no se hacen canciones como las de antes...


Para terminar, sales por un oscuro pasillo donde encuentras las firmas de todos y cada uno de los artistas y grupos que han marcado la historia de la música... 





Como os estaréis imaginando, viajar por la historia de la música nos dio mucha hambre y mucha sed... 


Así que no hubo más remedio, que comerse una pizza tan grande como una mesa, y dos cervezas más largas que mi cabeza antes de volver a Ann Arbor...


Y sin descansar, y en cuestión de días, con mis amigos Ramón y Alexandra.... ¡Chicago! 

Donde sin duda, si hay algo que siempre impresiona, es la entrada con numerosos carriles y el skyline de la ciudad frente a tus ojos... 



Impresionante.


¿o no?


Aún así, en Chicago siempre hay algo nuevo que descubrir o que ver, 






siempre hay una nueva experiencia que vivir, como visitar el nuevo Eataly Chicago


o comer en un español que reservamos gracias a mi amiga Becca, llamado Café Ba-Ba-Reeba y en el que disfrutamos de unas gambas al ajillo y unas auténticas croquetas, recomendadas para paladares nostálgicos... 


 y Chicago, sobre todo para mi, donde siempre hay nuevas foto que tomar... 





(Esta última parece más bien Mordor)

Y tras día y medio en la ciudad del viento, es inevitable mirar por el espejo retrovisor, y despedirse de esta impresionante ciudad con un "Hasta pronto". 


Un abrazo. 

2 comentarios:

  1. Muy buenos reportages!!!. Tengo una pregunta... En qué parte de Chicago está la estatua de la cabeza esa con los colorines debajo?

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    1. Gracias Dolors! Eso es la entrada al Museo de arte contemporáneo. Yo creo que la cabeza esa no siempre esta ahí. Depende de las exposiciones temporales que tengan. El museo esta cerca de la torre Hancock. Nosotros no lo visitamos, pero me han dicho que no está mal.

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