Ann Arbor Today

Ann Arbor Today

sábado, 19 de marzo de 2011

Patricia y Carlos, Carlos y Patricia

Este invierno ha sido duro.
Ha sido duro porque las temperaturas han sido más bajas que el año pasado y durante más días.
Ha sido duro porque ha nevado más de lo normal y menos mal que ya se fue la nieve…
Y ha sido duro porque mis dos mejores amigos regresaron a España.
Es una sensación agridulce. Sientes una mezcla de envidia, alegría por ellos, y pena por mi. También esa sensación la tenían ellos. Se les notaba en sus caras… se querían ir, pero si pudieran se llevarían parte de esto consigo, y si hubieran podido, habrían congelado el tiempo un poco más con la nieve de Michigan…
Así es Ann Arbor, ya lo advertía mi amiga Isa… unos se van y otros llegan. Ella dice que esto es “como los inmortales, sólo puede quedar uno”.  Y ella sabe de lo que habla… tanto sabe que en pocos días esto se ha vuelto a “repoblar” de españoles. Otros distintos. De otros sitios. Con otros trabajos, otras aficiones, otros gustos, otras manías… Ya os hablaré de ellos…
Y ahora, en este momento, me gustaría que me vieran mis amigos Carlos y Patricia, o Patricia y Carlos… porque me gusta ver como he aprendido de ellos después de haber vivido estos maravillosos meses. Porque hace un año ellos me explicaban cómo hacer la declaración de hacienda, y ahora se como hacerla. Porque me explicaban como contratar una cosa, como conseguir mejores precios, a donde ir, que hacer y porqué, como solucionar un problema o como hacerlo más fácil…
Ellos se las sabían todas… Y con sus coches, me llevaban y me traían, a comprar y a bailar, a cenar y a jugar al futbol, a los conciertos y al trabajo... Y me ayudaban y me animaban. Y me gustaría que me vieran porque ahora ellos soy yo…
 Y llevo a la gente con mi coche (tu coche, Patricia) por las noches, y por el día. Y los llevo al Ikea, o al Kroger para que les sea más fácil hacer la compra. Y los llevo a cenar y de copas. Y los dejo a cada uno en su casa, y espero a que entren por la puerta (como hacíais vosotros). Y le he dicho a un español recién llegado como apuntarse a la liga de futbol (como Carlos me enseñó)… Y parezco un clon de vosotros… y el dicho “Haz lo que quieras que te hagan a ti” ha cobrado más sentido si cabe y se ha convertido en “Haz lo mismo que un día hicieron por ti”.

 Cuando empecé a escribir el blog recuerdo que puse algo así – Lo que más me gusta de mis amigos es que nunca pierden la sonrisa, ni el buen humor-. Un año y medio después me reafirmo, y eso es algo que tiene mucho más merito por su parte.
Sin ellos no se puede entender mi llegada y mi primer año aquí. Han sido TODO durante este año. Compañeros, amigos, familia… y cuando algo me hizo falta no tuve que pedirlo, han ofrecido y aportado su ayuda, su servicio, su transporte, han sido una guía… un libro abierto dónde aprender todo lo necesario no sólo para sobrevivir, sino para vivir, y no sólo para vivir de cualquier modo, sino disfrutando.

Hay veces que necesito días para escribir algo. Le doy vueltas en la cabeza, mientras camino, mientras duermo, mientras como y veo la tele… y lo maduro, y lo cambio, y lo ordeno, y corto y pego mentalmente mientras voy haciendo otras cosas… que me llevan a otras, igual que unos pensamientos a otros. No sé si vosotros que leéis, sois capaz de detectar eso. Pero este post en concreto, va lanzado. No necesito ordenar los párrafos, ni pensar que quiero decir, sale directo de mi corazón al teclado, no pasa por la cabeza, diría que casi no pasa por las manos…

Y pienso en lo que hemos vivido… y recuerdo…
Recuerdo especialmente alguna llamada, diciendo –He hablado con (Patricia o Carlos) y hemos pensado que hoy seguro que te animaba hacer esto. Así que te pasamos a recoger a tal hora. No hacía falta más.

Y recuerdo… recuerdo las charlas en el coche, en los bares, en los viajes...
-Déjame terminar, Carlos- decía Patricia… y Patricia nunca terminaba. Y Carlos nunca hablaba. Pero cuando lo hacía, ¡ay! Cuando Carlos hablaba subía el pan.
La primera semana que se fue Patricia, me quedé ronco. No paré de hablar. Creo que por meses no nos había dejado la oportunidad… Hablando con Isa comentábamos que ahora nos escuchábamos hablar.
Ay… Patricia, Patricia. La actividad constante, el no parar, el no dormir, los días de 26 horas y las semanas de 8 días… -¡Patricia estas a mil!- le gritaba Karina… Patricia… El llegar tarde porque pensaba que le daba tiempo… El impulso, el riesgo, la locura… Yo soy una emocionada de la vida, se denominaba a sí misma. Ponía una lavadora y se iba a poner un experimento, mientras tanto hacía una ensaladilla, ponía la secadora y volvía a terminar el experimento… cuantas historias de su “resonancia”…. Su voipbuster, y su teléfono, sus ideas del gobierno, su “Manolo presidente”, sus comentarios en los periódicos… Su “ronsito”, su diversión, su risa…


Y Carlos… -¡Despierta, Carlos!- decía Karina… y Patricia añadía -“Carlos, ¡ESPABILA!”-. Carlos, el relax, la pausa, el razonamiento, la tranquilidad justa y necesaria para desarrollar los cuentos que escribe, que escribe y que piensa de las cosas que observa y siente, mientras los demás hablamos y nos movemos…. Carlos y sus partidos de fútbol, aunque llueva, aunque sean los sábados a las 9 de la mañana… Carlos y su Valencia, y su Valenciano… y sus distintos puntos de vista… y sus cervezas de dos corazones, y sus camisetas, y  su casa inmaculada y a 30 grados, su “¿Cómo va a ser eso?”, su “Pero Patricia….” que nunca llegaba a terminar. Sus bromas, sus sueños en el coche, nuestros pelados a la vez, y nuestra bikinitineria…


Se fueron y me dejaron algunas cosas materiales, un coche, unas fotos, una mesa, un montón de comida y de bebidas,... Se fueron y me dejaron con todo lo que tenía que saber y conocer para disfrutar y ver el lado bueno de las cosas… Se fueron y me han dejado montones de recuerdos y momentos vividos que son difíciles de superar. Momentos que tendré que subir al blog… porque el mes de noviembre y diciembre despidiéndonos cada fin de semana fue brutal.  



En fin, ahora mismo cuando son la 1.08 en Ann Arbor, Patricia está en Tenerife disfrutando del fin de semana y es feliz en Madrid con su trabajo y viviendo cerca de las personas que quiere. Y  Carlos está disfrutando de las Fallas en inmejorable compañía.
Queridos AMIGOS, hasta que no leáis esto, no sabréis que este viernes lo he pasado con vosotros. Espero veros este verano...

Finalmente y para que veáis que a pesar de vuestra marcha las cosas no cambian mucho por aquí, mañana toca “Fiesta salvaje” en Royal Oak. Hora de empiezo a las 18.00.
Excepto algunos pocos lectores de este blog... esto de fiesta salvaje no lo entenderéis… pero pronto muy pronto os lo explicaré, incluyendo documento gráfico claro.
Un abrazo a todos.  

4 comentarios:

  1. Qué bonito!! me has emocionado y dejado sin palabras. Ya te dije en una ocasión que quería aprender de ti y sigo pensando lo mismo, quiero disfrutar de la vida como tu lo haces. Mi último año en Ann Arbor fue inmejorable, y como no pude congelar el tiempo este verano prepárate que ya sabes a dónde voy en vacaciones........ tener un amigo es tener un tesoro.

    ResponderEliminar
  2. ¡Que arte tienes Manolo!
    Patricia y Carlos tienen que estar orgullosos de tener un amigo como tú.¡Y qué bien los describes!....conozco a Carlos y especialmente a Patricia y todo lo que has dicho de ellos es cierto. Patricia dice que se ha emocionado, yo también......Gracias por ser su amigo.

    ResponderEliminar
  3. Me he emocionado hasta yo!!!!
    Eres un maestro de la palabra y ellos tienen mucha suerte de tenerte como amigo, es cierto!
    Muchas felicidades por el blog!

    ResponderEliminar