Fernando Alonso

Ya sabéis que los Reyes Magos también llegaron hasta Ann Arbor... y si en Cádiz me dejaron muchísimas cosas (señal de que me debo haber portado muy bien) aquí también me han dejado un regalo de gran categoría.

Al parecer sus Majestades decidieron que tras mi buen comportamiento debían regalarme además, el coche que Patricia dejó antes de irse. Los que conozcáis a mi querida amiga, sabréis de sobra que este coche después de haber estado en sus manos durante casi 3 años, ya sabe llegar sólo al aeropuerto, a las tiendas de ropa, a los supermercados y a cualquier sitio que se precie alrededor de Ann Arbor.

En cuanto al carnet, ya aprobé el teórico. Mis amigos me decian que sin estudiar podía aprobarlo... ahora lamento no haberles hecho caso. El examen, al menos aquí en Michigan es para echarse a reir, con preguntas como si el alcohol mejora tu capacidad de conducir o no, si vas con niños en el coche y te piden que busques un cd en la guantera lo dejas todo y lo haces, o si la señal que indica que hay obras en la carretera significa que viene el tren... entre otras... Si además calculáis que son 40 preguntas y puedes fallar hasta 12... tirao.

Con coche, matricula, seguro y el teórico empiezo a "disfrutar" del coche...

Aunque está muy guay tener coche aquí, el día que le tienes que quitar la nieve de encima te dan ganas de venderlo inmediatamente, y ahora ocurre mucho... No se te deben olvidar los guantes porque sino se te quedan dormidos los dedos, y después pinchan como si lo metieras en un cesto de alfileres... Sí, ya me ha pasado...

Esta mañana, el día de más frio de todo el invierno (-18), decidí cambiarle la bombilla al faro izquierdo que estaba fallando. Desde luego, lo primero que hice es sorprenderme de las cosas que aprende uno cuando está sólo y lejos de su casa. Para los que no me conocéis mucho, os diré que yo entiendo de coches lo mismo que de la Literatura Escocesa del siglo XII. Abrí el capó y estuve un rato mirando el complejo sistema de la bombilla en el faro. Como un mono mirando un microchip. Tras un previo intento fallido el otro día de hacerlo, hoy por fin conseguí que el faro se encendiera al poner las luces largas y cortas. Al final como dice mi amigo Carlos siempre que desmontas algo y lo montas otra vez, te sobran piezas... y a mi me ha sobrado un alambrito...

Así, que aquí estoy yo, en Michigan a una hora de Detroit, la cuna del motor abriendo coches y riéndome de la ingeniería automovilística. Si de mi hubiera dependido los arreglos del coche de Fernando Alonso, con lo que he tardado hoy en cambiar la bombilla, Fernando no sólo habría perdido la carrera sino también el Mundial... aparte de la paciencia.

Como me ha gustado esto de los coches he decido "tunearlo". Para ello le he comprado un ambientador de fresita la mar de molón y le he puesto un "detallito" para que todo el mundo sepa cual es el coche más gadita de Michigan...