Ahora os voy a contar la historia que da más miedo de las 3….
Antes de pasar a relataros esta tremenda historia, quiero enseñaros como era mi salón cuando llegué. Así, os podréis hacer una idea de lo que voy a contaros…
¿Estáis preparados? Espero que sí.
Estaba el sábado pasado solo en casa.
El aire era frío, y la tarde estaba nublada y lúgubre.
Eran las 16.37 de la tarde.
Sonó el timbre. Abrí la puerta casi sin querer hacerlo y casi que todavía me arrepiento.
No quería dejarlos pasar pero no había otra, había pagado por ello.
Dos tipos enormes entraron en mi apartamento y casi sin darme cuenta, me dejaron así el salón….Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Sí, se que vosotros también los habéis vistos. Sí, mi salón estaba lleno de paquetitos planos del Ikea (“Aikia”aquí).
Había montones y montones de tornillos que poner.
Decenas y decenas de piezas que encajar…
Sin duda, daba realmente miedo verlos. Allí, tan calladitos, tan quitecitos...
Así que, decidí coger un cuchillo (lo de los destornilladores es para mariconas, y además no tenía) y me puse manos a la obra. Primero abrí la caja, una que me llamó la atención y mire esos diagramas incomprensibles para mí.
Estuve trabajando duro, no sé cuantas horas serian…
Aunque en medio me quede dormido un ratito chico.
Después seguí y seguí, hasta que se me hizo de noche…
Gracias a Dios, todo eso ya pasó, y tras ese largo tiempo, puedo decir que esa pechá de trabajá ha dado sus frutos. Conseguí montar el primero de los paquetitos del Ikea. Aquí os mando una foto de como ha quedado.
Ya os mandare más fotos del apartamento completo cuando esté listo. Un abrazo
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